AN 9,11 Sihanada [Sariputta] Sutta
En cierta ocasión el Bienaventurado moraba en Savatthi, en la arboleda de Jeta del Parque de Anathapindika. Entonces, el Venerable Sariputta se acercó al Bienaventurado, le rindió homenaje y, sentándose a un lado, le dijo:
"Venerable Señor, he completado la residencia de las lluvias en Savatthi. Quisiera partir en un recorrido por el campo".
"Puedes ir, Sariputta, según tu propia conveniencia".
Entonces, el Venerable Sariputta —levantándose de su asiento—, rindió homenaje al Bienaventurado y rodeándolo, manteniéndose siempre a la derecha, se retiró. Tiempo después de que el Venerable Sariputta se hubiese marchado, cierto bhikkhu dijo al Bienaventurado:
"Venerable Señor, el Venerable Sariputta me agredió y luego partió de viaje sin disculparse".
Entonces, el Bienaventurado dirigiéndose a un bhikkhu, le dijo: "Bhikkhu, ve a llamar a Sariputa en mi nombre [diciéndole]: ‘El Maestro te llama, amigo Sariputta’.
"Sí, Venerable Señor," respondió aquel bhikkhu. Luego se acercó al Venerable Sariputta y le dijo: "El Maestro te llama, amigo Sariputta".
"Sí, amigo", respondió el Venerable Sariputta.
Ahora bien, en aquella ocasión, el Venerable Mahamoggallana y el Venerable Ananda fueron puerta por puerta, de cada vivienda [llamando a los bhikkhus]: "¡Vengan fuera, venerables! ¡Vengan fuera, venerables! ¡Ahora el Venerable Sariputta hará oír su rugido de león en presencia del Bienaventurado!".
Entonces, el Venerable Sariputta se acercó al Bienaventurado, le rindió homenaje y se sentó a un lado. El Bienaventurado le dijo: "Sariputta, uno de tus bhikkhus compañeros ha presentado una queja sobre ti, [diciendo]: ‘Venerable Señor, el Venerable Sariputta me agredió y luego partió de viaje sin disculparse’".
(i) "Venerable Señor, aquel que no ha establecido la atención consciente dirigida al cuerpo, en consideración a su propio cuerpo, podría agredir a un bhikkhu compañero y luego partir sin disculparse. Del mismo modo que se arrojan cosas puras e impuras sobre la tierra —excrementos, orina, escupitajos, pus y sangre— y, aún así, la tierra no muestra repulsión, humillación ni disgusto por causa de esto; así también, Venerable Señor, yo permanezco con una mente semejante a la tierra: vasta, exaltada e inconmensurable, sin enemistad ni mala voluntad.
(ii) "Venerable Señor, aquel que no ha establecido la atención consciente dirigida al cuerpo, en consideración a su propio cuerpo, podría agredir a un bhikkhu compañero y luego partir sin disculparse. Del mismo modo que se arrojan cosas puras e impuras en el agua —excrementos, orina, escupitajos, pus y sangre— y, aún así, el agua no muestra repulsión, humillación ni disgusto por causa de esto; así también, Venerable Señor, yo permanezco con una mente semejante al agua: vasta, exaltada e inconmensurable, sin enemistad ni mala voluntad.
(iii) "Venerable Señor, aquel que no ha establecido la atención consciente dirigida al cuerpo, en consideración a su propio cuerpo, podría agredir a un bhikkhu compañero y luego partir sin disculparse. Del mismo modo que el fuego quema las cosas puras e impuras —excrementos, orina, escupitajos, pus y sangre— y, aún así, el fuego no muestra repulsión, humillación ni disgusto por causa de esto; así también, Venerable Señor, yo permanezco con una mente semejante al fuego: vasta, exaltada e inconmensurable, sin enemistad ni mala voluntad.
(iv) "Venerable Señor, aquel que no ha establecido la atención consciente dirigida al cuerpo, en consideración a su propio cuerpo, podría agredir a un bhikkhu compañero y luego partir sin disculparse. Del mismo modo que el aire sopla sobre las cosas puras e impuras —excrementos, orina, escupitajos, pus y sangre— y, aún así, el aire no muestra repulsión, humillación ni disgusto por causa de esto; así también, Venerable Señor, yo permanezco con una mente semejante al aire: vasta, exaltada e inconmensurable, sin enemistad ni mala voluntad.
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(v) "Venerable Señor, aquel que no ha establecido la atención consciente dirigida al cuerpo, en consideración a su propio cuerpo, podría agredir a un bhikkhu compañero y luego partir sin disculparse. Del mismo modo que un trapo limpia las cosas puras e impuras —excrementos, orina, escupitajos, pus y sangre— y, aún así, el trapo no muestra repulsión, humillación ni disgusto por causa de esto; así también, Venerable Señor, yo permanezco con una mente semejante a un trapo: vasta, exaltada e inconmensurable, sin enemistad ni mala voluntad.
(vi) "Venerable Señor, aquel que no ha establecido la atención consciente dirigida al cuerpo, en consideración a su propio cuerpo, podría agredir a un bhikkhu compañero y luego partir sin disculparse. Del mismo modo que un niño o una niña sin casta, vestido de harapos y sosteniendo una vasija, entra a una aldea o pueblo con mente humilde; así también, Venerable Señor, yo permanezco con una mente semejante a la de un niño sin casta: vasta, exaltada e inconmensurable, sin enemistad ni mala voluntad.
(vii) "Venerable Señor, aquel que no ha establecido la atención consciente dirigida al cuerpo, en consideración a su propio cuerpo, podría agredir a un bhikkhu compañero y luego partir sin disculparse. Del mismo modo que un toro, cuyos cuernos han sido cortados y redondeados —bien domesticado y entrenado—, se pasea por calles y plazas sin herir a nadie con sus patas o cuernos; así también, Venerable Señor, yo permanezco con una mente semejante a la de un toro con los cuernos cortados: vasta, exaltada e inconmensurable, sin enemistad ni mala voluntad.
(viii) "Venerable Señor, aquel que no ha establecido la atención consciente dirigida al cuerpo, en consideración a su propio cuerpo, podría agredir a un bhikkhu compañero y luego partir sin disculparse. Del mismo modo que un hombre o una mujer —joven y lozana, aficionada a los ornamentos y con la cabeza lavada— sentiría repulsión, vergüenza y disgusto si el cadáver de una víbora, perro o ser humano se le colgara alrededor de su torso o cuello; así también, Venerable Señor, siento repulsión, vergüenza y disgusto por este sucio cuerpo.
(ix) "Venerable Señor, aquel que no ha establecido la atención consciente dirigida al cuerpo, en consideración a su propio cuerpo, podría agredir a un bhikkhu compañero y luego partir sin disculparse. Del mismo modo que alguien lleva un recipiente de manteca líquida —agrietado y perforado— que rezuma y gotea por todas partes; así también, Venerable Señor, llevo este cuerpo —agrietado y perforado— que rezuma y gotea por todas partes.
"Venerable Señor, aquel que no ha establecido la atención consciente dirigida al cuerpo, en consideración a su propio cuerpo, podría agredir a un bhikkhu compañero y luego partir sin disculparse”.
Entonces, el bhikkhu [acusador] levantándose de su asiento, arregló su manto superior sobre el hombro y postrándose, colocando su cabeza a los pies del Bienaventurado, dijo al Bienaventurado: "Venerable Señor, he cometido una transgresión en la que tonta, estúpida y torpemente he difamado al Venerable Sariputta en base a falsedades y mentiras sin fundamento. Venerable Señor, que el Bienaventurado acepte mi transgresión viéndola como una transgresión para el beneficio de futuras restricciones".
"Sin duda, bhikkhu, has cometido una transgresión en la que tonta, estúpida y torpemente has difamado al Venerable Sariputta en base a falsedades y mentiras sin fundamento. Pero ya que ves tu transgresión como una transgresión y la enmiendas según el Dhamma, la aceptamos. Porque es un progreso en la disciplina del Noble que uno vea la propia transgresión como transgresión, la enmiende de acuerdo con el Dhamma y se comprometa a su futura restricción".
[Entonces,] el Bienaventurado se dirigió al Venerable Sariputta:
"Sariputta, perdona a este hombre vacío antes de que su cabeza se parta en siete pedazos aquí mismo".
"Perdono a este venerable, Venerable Señor, si este venerable me dice: ‘Consienta el venerable perdonarme'".
